Kreuzberg es conocido como la pequeña Estambul.
En este barrio del corazón de Berlín viven unas 12.
personas con raíces otomanas.
Sólo ellos podrían llenar hoy el Olympiastadion de la capital, donde Holanda y Turquía se disputan la última plaza en semifinales.
Kreuzberg aún conserva en mayor o menor medida la cocina, las tradiciones y la cultura otomanas.
El ambiente otomano del Leipzig Arena debió de contagiarse a Demiral.
En un arrebato de nacionalismo, Demiral cometió el delito de hacer carteles para la organización de extrema derecha Lobos Grises, cuyo símbolo está prohibido en Alemania.
La sanción de dos partidos significa que el seleccionador Vincenzo Montella no podrá contar con Demiral, que fue el autor del gol contra Austria.
Turquía aspira a alcanzar la última ronda de clasificación, la cima de las grandes competiciones, como ya hizo en 28.
Ambos equipos tuvieron días de pesadilla en la primera ronda.
Pero Holanda tampoco es ajena a los sueños: fue aquí, en Alemania, hace 6 años, donde los hermanos Koeman ganaron la Eurocopa de 1988.
Contra Austria, luchó casi como falso nueve, pero produjo una delicatessen.
Hoy debería volver a su posición más natural en la banda derecha.
En el otro lado del campo, se enfrentará a Xabi Simons, otro jugador de primera categoría que por fin empieza a estar a la altura de sus compromisos.
Dio dos asistencias contra Rumanía y otra contra Austria.
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