Este sábado, el FC Barcelona celebrará su junta general ordinaria.
En ella, los socios de Compromisario deben aprobar las cuentas 22/24, que arrojan unas pérdidas de 91 millones de euros, aunque el club asegura que las cuentas normales son positivas en 12 millones.
La cuestión es por qué los auditores les obligaron a dotar una provisión para los inversores pendientes de Bala Vision y les aconsejaron rebajar el valor contable de este activo 48 millones de euros.
La junta directiva, presidida por Joan Laporta, afirma que estas cifras reflejan una mejora muy significativa de las finanzas del club.
No opinan lo mismo todos los contrarios al actual gestor, que creen que la situación es aún peor que con el anterior presidente, Josep Maria Bartomeu.
¿Qué pasaría si se votara en su contra? Pues nada grave.
La junta no se vería obligada a dimitir, ni se pondría en peligro.
Simplemente, no se aprobarían las cifras y, probablemente, el departamento económico del club se vería obligado a revisar las cuentas, teniendo en cuenta todas las cuestiones que los auditores han incluido en su informe.
En este contexto, sería interesante saber con qué puntos no están de acuerdo los socios.
Ni siquiera está estipulado en la constitución a veces se tarda 1 días, a veces un mes, a veces mes y medio.
El hecho de que haya cuentas sin aprobar afecta a terceros, como acreedores e inversores como Goldman Sachs.
Más que un problema de gestión, es un problema de imagen y reputación.
Aunque es probable que ningún banco niegue un préstamo a Barcelona porque los propietarios no hayan aprobado las cifras, puede no ser un resultado muy bueno.
Además de las cuentas de fin de año, los socios del Barcelona tienen que aprobar un presupuesto para la temporada 2024/2.