El despido de Mazzarri cambió el ambiente local.
Dos equipos al borde del precipicio, Nápoles y Barcelona, ambos campeones de liga la temporada pasada, se enfrentan en el estadio Diego Armando Maradona (21:00, Movistar Liga de Campeones) en el partido de ida de unos octavos de final que prometen ser una erupción volcánica.
A sólo 48 horas del comienzo, el equipo italiano, que, como Baarça, no conoce la moderación, destituyó al entrenador Mazzarri.
Desde el lunes, Francesco Calzona es a la vez entrenador del Nápoles y seleccionador de Eslovaquia.
Aurelio Di Laurentiis, cuyo presidente hace que Joao Laporta parezca un personaje aburrido, ha dado un golpe de efecto al destituir de urgencia a Walter Mazzarri, que llegó al Nápoles para sustituir a Rudi García, que empezó la temporada como entrenador del campeón italiano.
La cúpula del club, abrumada por la calamitosa situación deportiva, añadió más picante a un guiso ya de por sí muy pesado.
Evidentemente, la mano de Calzona no parece el planteamiento del partido, pero si De Laurentiis quería agitar la coctelera, ha conseguido su objetivo.
La ciudad se ha despertado con el optimismo del Nápoles, y si antes sólo había presentimientos, ahora la afición cree que puede con todo.
Aquí no hay grises ni medias tintas.
Es todo o nada.
El Barcelona es un equipo que no se caracteriza por llevarse bien con el día a día.
Se enfrentarán a una existencia más caótica que la blaugrana.
Esto es algo cotidiano.
El equipo de Xavi llega a Nápoles para disputar la Liga de Campeones por primera vez en tres años.
La última vez que el Cret superó una ronda en la máxima competición europea fue contra el Nápoles.
Liga de Campeones (1/8, 1ª vuelta) Nápoles - BarcelonaLiga de Campeones (1/8, 1ª vuelta) Nápoles - BarcelonaEn aquel momento, Quique Setién se sentaba en el banquillo después de que Josep Maria Bartomeu destituyera a Ernesto Valverde.
Esto habría supuesto un duro golpe para el presupuesto del club, que vive al límite.