Xavi Hernández, por diversos motivos, ha perdido en el partido decisivo todo el centro del campo que le hizo ganar el campeonato la temporada pasada.
Busquets se marchó al Inter de Miami con Messi al final de la temporada, mientras que Gabi se fue con la selección y no volverá hasta la próxima temporada.
El primero estará un mes de baja, mientras que el canario suma su tercera lesión muscular y no se espera que vuelva.
A esto hay que añadir la baja de Oriol Romeu, que llegó este verano al Barcelona procedente del Girona para sustituir a Busquets, y la reasignación de Christensen de central a centrocampista.
Por lo tanto, hoy, en vísperas del partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones, Xavi no tiene más remedio que cambiar su plan de juego para pasar de cuatro centrocampistas al ataque y volver a tres delanteros.
El Barcelona no va a tener mucho tiempo de juego con Lewandowski intacto y Rafinha ya parece haber dado descanso a Lamine Yamal, a pesar de su edad y de ser el atacante más resolutivo del equipo.
Los centrocampistas puros se han reducido a Gundogan, Vermun y Sergi Roberto.
Todo un reto para Xavi, pero no es un hombre de recursos y se ve obligado a cambiar de planes en un momento crucial de la temporada.